Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que las cadenas se componen de sus correspondientes eslabones. En la comercialización de maquinaria agrícola ocurre que el campo (nuestro medio natural) se para si se suceden días seguidos de temporal, tal cual ha sido el caso de la primera quincena de marzo de 2013.
Nosotros vivimos del movimiento que se produce día a día en las explotaciones agrícolas. En esta época en los campos de Huelva es el momento de la recolección en unos casos, en otros, donde ya se terminó esta labor, empieza la tarea de poda, y para muchos, lo más duro de la temporada está por llegar, para lo cuál miman el árbol con tratamientos expresos a la espera de la llegada de su “San Martín”.
De cualquiera de las tres faenas (recolección, poda o tratamiento) se deriva una serie de necesidades que cubrir con herramientas varias, reparaciones, o compra de maquinaria, de donde Utilcampo se alimenta para producir. Pero en este mes de marzo, aún siendo uno de los más movidos a lo largo de la temporada, se paró el engranaje laboral por la mala climatología (sea buena para otros).
El resultado es un diario de trabajos pendientes, una cadena llena de eslabones sueltos, una falta de labores por hacer que la lluvia se encarga de parar. Cierto es que terminarán por llegar las prisas del que va con retraso, del que debe terminar o empezar su obligadao cometido mensual, pero eso no alivia demasiado la congoja de ver pasar las horas si más ocupación que mantener cierto ritmo a ralentí.
Cuando, literalmente, sale el sol, lo hace también figuradamente para nosotros. Ahora toca retomar asuntos colgados, aligerar gestiones, ocupar espacios libres, promover, visitar y activar, a la vez que cambiamos la cara del mal tiempo por la laboral. Es trabajo obligado unir los eslabones de una cadena que el mal tiempo se afanó en cortar. Y que no falte.
Moisés Zamora Bayo