A finales de octubre de 2015 recibimos a un grupo de trabajo provenientes de China. Apadrinados en España por el fabricante de atomizadores Pulverizadores Fede, de Valencia, nos llegó esta empresa china con la que Utilcampo promovió el encuentro organizado de la mano de ADESVA y Planasa. Tuvo lugar en los campos de fresas de Huelva. Visitamos las plantaciones de los propios anfitriones, más la ejemplar explotación de Frutas Esther de Cartaya. La dinámica de la visita surgió prácticamente sin planificar, porque entre los visitantes había agricultores chinos ansiosos por conocer nuestras técnicas de cultivo. Muy condensado, con el inglés como herramienta de comunicación, la conexión surgió espontánea, directa, recurrente, amistosa.
Cabe resaltar que entre los asistentes locales nadie percibió la amenaza de sentirse copiado (bien conocida es la capacidad china de calcar modelos occidentales). Nosotros entendemos un riesgo menor el hecho de mostrar nuestras técnicas, y en cambio vemos la oportunidad de recibir la inversión de empresas exteriores que pretenden importar nuestra experiencia (know haw), y establecer en la gestión un valor de futuro comercial fácilmente cuantificable.
Con cifras en la mano explicamos por qué no lo vemos como una amenaza:
La producción de fresas de china no abastece –ni por asomo– el mercado de su país. Comparemos: en Europa, contando con Polonia, tenemos unas 75.000 hectáreas de fresa para 742 millones de europeos; en China rondan 84.000 hectáreas para el doble de población sólo en su país (1.357 millones de chinos). Aún doblando su producción no tendrían fruta para su propio mercado. Existe un riesgo bajo de que exporten y nos hagan competencia.
Pero quizás lo más determinante para explicar nuestro desenfado ante este encuentro sea la distancia que nos separa: en caso de recibir una importación directa de fresas desde China habría que sortear un viaje de veinte días en camión imposible de soportar por la fruta, o bien, 11 horas de avión hasta Berlín que encarecería el producto fuera de toda competencia comercial.
Por tanto acogemos la visita de la empresa china como una posibilidad de, en principio, exportar conocimiento, y quien sabe si más adelante proyectos de explotación, plantas, o bienes de equipo. ¿Lo véis igual que nosotros? Por nuestra parte una vez realizado el encuentro entre países, y agradecidos, sólo nos queda saludar la iniciativa con un “bienvenidos”!
Moisés Zamora Bayo
Post relacionado con el mismo tema:
Ponte al día en exportación e importación