Atiende a las previsiones económicas del gobierno, Bruselas, FMI, o de analistas privados que sitúan a España en lo alto de la ola. ¿Podremos mantener esos índices alcistas en lo agroalimentario? Es difícil valorarlo. La incertidumbre que planea sobre el horizonte agrícola es un cuadro impresionista pintado en mil pinceladas:
elecciones generales en España a últimos de 2015;
una PAC recién estrenada;
un sector ganadero desfavorecido;
exportaciones dudosas: veto ruso, o los posibles “Stops” nacidos de los conflictos socio-económico-geo-políticos que nos rodean (Grecia, Turquía, Siria, inmigración africana, terrorismo, etc., etc., etc.);
competencia internacional (fuego amigo) en contra de nuestros productos nacionales;
precios muy bajos de países vecinos.
Dependemos tanto del consumo interno como de la capacidad exportadora del país, pero también de un buen ramillete de factores externos que no controlamos. Bajo este panorama imagino tres escenarios distintos de futuro en el sector primario.
Así, puede ocurrir que:
Sigamos como estamos: la penuria agrícola es una línea horizontal que se pierde en el pasado y continúa hacia el futuro. Los escasos márgenes gananciales de la materia prima no dejan más que para sobrevivir del campo. Puede ser que un año se dé buena cosecha pero también puede ocurrir que no haya precio; cualquier temporada helará sobre el campo, y a la siguiente salvaremos los muebles y pondremos rumbo hacia otro ciclo de sólo continuidad, tal que un tedioso desfile de burros.
Demos un taponazo de crecimiento, tirón económico interno del país, se endereza la situación exportadora, Rusia pide, China pide, Brasil pide, EEUU re-pide; no hay suficiente oferta para abastecer la demanda de hortalizas, fruta, aceite, leche, carne, grano, pescado; ni la de la industria que la transforma: vinos, derivados lácteos, zumos, conservas, etc. Pongamos que la UE acepta las nuevas alianzas políticas venideras de España y apoya nuestro crecimiento -¿como?- orientando sus compras hacia nosotros. Hurra!!
Nos hundamos en la miseria sin el salvavidas puesto. En general se teme un parón de la economía mundial, sólo hay que ver la caída de las bolsas el 21 de agosto de 2015. China no tira y eso nos afecta. Imaginad que la despensa de Europa decide abastecerse de países exteriores como Sudáfrica, o, exclusivamente, de Latino América; puede ocurrir que Egipto resurja, que Marruecos se afiance en Francia y Alemania. Pensad que Italia o Turquía obstaculicen nuestra industria transformadora de caldos y aceites, abandonando la compra de nuestra materia prima. En el plano político Bruselas puede rechazar las nuevas tendencias políticas nacionales. El mercado puede dar la espalda a las opciones llamadas, peyorativamente, “populistas”, aunque surjan respaldadas por el pueblo. La puntilla puede venir de la subida de precios del petróleo que, junto a la nueva demanda internacional, encarezca el euro, lo cual recorta las posibilidades españolas de exportación fuera de europa. O sea: DEP.
No me dirás que las posibilidades no son creíbles. Estamos en manos de terceros (metereología, mercados y decisiones políticas) y en poca medida dependemos de nosotros mismos; Pero recuerda que la economía global es la suma de todas las pequeñas economías. No desilusionemos, podemos mejorar nuestra propia competitividad en cualquiera de los tres escenarios. Así que imagina tu opción de futuro, es gratis, pero sobre todo, asciende al cielo “bueno” mejorando tus competencias profesionales, (conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes) porque eso sí depende de ti.
Ah, y suerte en tu viaje!
Moisés Zamora Bayo
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